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Si el sistema de justicia se rigiera por el Curso, ¿eso significa que no habría castigo porque el «ataque» period sólo una ilusión del Moi actuando a través del cuerpo? ¿Sugiere el Curso que la respuesta de la sociedad a los actos criminales debería ser perdonar al delincuente en lugar de castigarlo o «disciplinarlo» de alguna otra manera? ¿Cómo se supone que debemos funcionar como sociedad sin reglas de conducta acordadas y sin los medios para hacerlas cumplir?
¿Existe una jerarquía — de nuevo, dentro de la ilusión — de la conciencia? ¿Encontrar nuestro camino de regreso a Dios es como escalar el Monte Everest, donde tenemos que establecer varios campamentos foundation en cada plano de conciencia al que a veces tenemos que regresar antes de poder llegar a nuestro destino remaining?»
El apego a nuestro ego es lo que nos aleja de la conciencia de que estamos en casa con Dios en el Cielo. Este bloqueo a nuestra conciencia no se elimina con la muerte, se deshace mediante la curación del pensamiento de separación. Dado que el Curso en sí mismo es un reflejo de la parte de la mente que alberga el recuerdo del Amor de Dios, el perdón que enseña también es una experiencia de amor: «El perdón [elegir al Espíritu Santo] es la curación de la percepción de separación. Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón [elegir la separación]. No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma.
La forma en que nos ponemos en contacto con la parte de nuestra mente que recuerda el Amor de Dios por nosotros, y el nuestro por Él, es reconocer nuestra feroz defensa contra este amor, que se muestra en todas las formas en que nos separamos unos de otros con nuestros juicios. Cada vez que nos damos cuenta de cualquier juicio, tenemos la oportunidad de ver que hemos hecho una elección por la cual preferimos estar separados en un cuerpo en vez de ser uno con Dios en Su Amor.
Pero como parte de la defensa contra la culpa y el terror en la mente por haber destruido el amor y temer represalias por su pecado, la mente del Hijo pareció fragmentarse en miles de millones de pequeñas mentes fragmentarias aparentemente separadas, para esconderse de Dios.
Simplemente no puedo pensar en nadie ni en nada que perdonar. Realmente creo que soy santo y «veo» la ilusión en la que habito. Sin embargo, el Cielo me elude. ¿Debe uno morir una muerte física para vivir en el Cielo prometido? Tengo mucha curiosidad por escuchar cómo otros están experimentando el Amor.»
Y esto puede hacerlo ya sea que permanezca en la relación o no. Porque todos nos estamos acusando en lo profundo de haberle sido infieles a Dios y de buscar el amor y la satisfacción fuera de esa única Relación. Y la culpa que sentimos por la autoacusación es suficiente para hacer que cualquiera sienta náuseas!
Sin embargo, en el Epílogo (C.ep) veo por primera vez en el Curso un elemento de incertidumbre; a saber, “Nuestro nuevo comienzo posee la certeza que le había faltado a la jornada hasta ahora.” Además, el Epísymbol insinúa firmemente que comenzamos este viaje antes y nos perdimos … que es una «vieja jornada» que conduce a una «puerta ancestral» que se mantiene abierta por el «Lugar Santísimo». Pero por alguna razón, nuestro camino no era seguro. Estoy confundido acerca de esto; ¿Puede arrojar algo de luz sobre esto?»
Porque es sólo cuando podemos reconocer esa culpa dentro de nuestra propia mente que podemos hacer una elección diferente al respecto, con el Espíritu Santo o Jesús como nuestra Guía para mirar en lugar del Moi.
Luego parece que experimentamos un proceso de aprendizaje mediante el cual aceptamos gradualmente la verdad del Espíritu Santo y aprendemos a identificarnos con la parte de la mente que alberga el recuerdo del Amor de Dios, en lugar de con el cuerpo. Es el un curso de milagros videos proceso de curación del perdón que proporciona vislumbres del Amor que ha sido olvidado, descrito en el Curso como instantes santos. Poco a poco aprendemos que la paz del instante santo es preferible al dolor de aferrarse al ego, y comenzamos a elegirlo con mayor frecuencia y facilidad, hasta que sea lo único que elijamos. Así es como se logra el «objetivo».
El mundo lleno de maldad, miedo, pecado, culpa, enemigos, peligro y ataque es el sueño de un loco. Una vez que estamos atrapados en este sistema de pensamiento, no importa dónde aceche el mal, ni en quién. El «bien» y el «mal» del ego son lo mismo porque tienen el mismo propósito: mantenernos enraizados en la creencia en la separación. El «escape» de este sistema solo es posible aprendiendo a identificarse con el recuerdo del Amor de Dios que permanece en parte de nuestra mente.
El deseo de obtener algo del otro debe impregnar nuestra percepción de las relaciones románticas, ya que el deseo de cualquier forma de relación de amor especial significa que estamos operando desde la premisa del Moi de que algo nos falta y que debemos buscar fuera de nosotros mismos para encontrarlo (T.29.VII). Esta percepción sólo refuerza la ambivalencia, porque al querer algo de los demás, debemos resentirnos en algún nivel de que tenemos que tratar de obtenerlo de ellos.
No hay evidencia histórica precisa de los eventos de la vida de Jesús hace two.000 años. Los estudiosos de las Escrituras están de acuerdo en que los Evangelios son informes poco confiables, por lo que no podemos estar seguros de que algo sobre la crucifixión o las historias de resurrección sean ciertas. «Podemos» estar seguros del contenido del mensaje de Jesús en el Curso. Como no hay pecado, no hay motivos para la culpa que es la foundation de la creencia en la victimización a través de la crucifixión. Jesús nos dice en el texto: “El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no puedes ser perseguido.
Para establecer un vínculo con la divinidad, es importante abrir nuestro corazón y nuestra mente a la experiencia trascendental. Esto implica cultivar una actitud de humildad, gratitud y receptividad hacia lo sagrado.